¡Me dejé!
Con la ilusión siempre presente
Y el orgullo latente.
Sabiendo que jamás habría de pasarme,
¡y pasó! que cerré mis ojos
y te pedí que no me dañes.. y te enojaste
¡y me creí! que eras sincero.
Volví a cerrar los ojos,
tus manos rodearon mi cuerpo
como tantas veces hace poco tiempo
y clavaste en mi la espina,
la hermosa agonizante herida.
El sol fue nuestro…
y la luna ahora de otra
¡y me dejé!
Pues pensé que jamás
fuera a pasarme a mi.
Con el orgullo siempre presente
me quedé en tu perfume,
tu perfume compartido,
-repartido-
pensando que alguna vez fue solo MÍO,
y que con tu caricia aun me tuerzo.
¡Y ME DEJÉ!
Pensando que seguías por mi corrompido.
Ahora pregunto en el vacío
¿Cómo es posible que solo por gusto..
un hombre clave la espina,
sabiendo que está matando?
+Escencia+
(28/02/09)